Lo que le pediría al cumpledeseos para este año que no empezó podría ser:
¿No empezarlo sola?
¿Que mucha más gente quiera leerme así puedo probar leer-me?
¿Transitarlo con las personas que me quieren? ¿Que me permita conocer-los mejor? ¿Que me permita descubrir(me)? ¿Que sea un año "movido"? ¿Que sea un año "movilizante"? ¿Que me borre las tristezas del año que termina y que me escriba con marcador indeleble las alegrías?
¿Que me aleje de los pensamientos y me acerque a las emociones?
¿Que me autorice a soñar?
¿Que me deje elegir?
¿Que traiga lindasorpresas? ¿Que le abra la puerta a lo nuevo?(Que sepa abrir la puerta para ir a jugar)
¿Que me haga valorar los que están para recordar los que no sin pena?
¿Que me abra bien los ojos para no perderme el disfrute de losimple?
Mmm...
Creo que lo que pediría al cumpledeseos es que cada uno de nosotros creamos en nuestros deseos para que por fin en este nuevo año se hagan realidad.
… y por fin un día, después de idas y venidas, él y ella por fin se encontraron.
Al día siguiente, cada uno se preparó para un nuevo encuentro: ella se vistió, se pintó y se perfumó. Él simplemente se dio un baño y salió.
Cada uno se tomó el colectivo que los llevaría a su punto de encuentro, distinto del día anterior. Ella tenía mucho sueño porque por culpa de las mariposas no había podido dormir bien. Él estaba inquieto, no sabía muy bien por qué, “pero seguro que no era por el encuentro”, se decía.
Cuando ella llegó al lugar de encuentro, se arrepintió de la puntualidad. Es una ley femenina la de hacer esperar a los hombres, y ella no la había respetado. En realidad, se puso a pensar esto al ver que él no estaba. Eso la fastidiaba pero cuando rememoró el primer encuentro, se olvidó de su enojo. Es curioso; se dice que las primeras impresiones no son buenas, pero eso no les había ocurrido a ellos. Él se quedó estupefacto por la frescura de ella, y a ella, por su parte, le divertía el desconcierto de él.
Después de mucho pensar, ella se dio cuenta que ya había pasado la hora del encuentro. Habían quedado en verse a las siete de la tarde y se dio cuenta que había oscurecido hace rato, y había empezado a refrescar. Ya no pasaba gente corriendo el último colectivo repleto de la tarde.
De pronto, se le ocurrió que quizás él no vendría al encuentro. Por las dudas, se quedó a esperarlo un rato más (“esperar: 1. Tener esperanza de conseguir lo que se desea. 2. Permanecer en sitio adonde se cree que ha de ir alguien o en donde se presume que ha de ocurrir algo. 3. No comenzar a actuar hasta que suceda algo.”).
Ella empezó a sentir el frío de la noche y se marchó muy entristecida porque no tenía el teléfono de él, ni sabía dónde vivía, ni su nombre, y él tampoco sabía nada de ella. Ni siquiera sabía los motivos de ese des-encuentro. Sin embargo, lo peor para ella era no saber con certeza si alguna vez la magia de ese primer encuentro se repetiría.
Para escribir - escribirse - necesito estar tranquila, sin tenercosasquehacer, para poder suspender el tiempo (¿o hacerlo funcionar?) y transcurrir.
La cabeza se detiene y observa las imágenes, palabras e ideas que pasan como películas de Woody: primero un poco desordenadas y enigmáticas, pero después con movimientos y (sin) sentidos se rearman y combinan.
Con azar y sin él, re-suenan, se escuchan y tocan melodías (casi) únicas. Se vuelven frases o versos, con o sin rima, y fluyen, cada vez más sonoras, cada vez más singulares y melódicas. Hay veces en que salen fácilmente, otras de a pedazos; a veces con nudoenlagarganta, otras sólo con emoción. (¿Cómo escribir sin emoción, no?)
Al escribir-se los momentos se guardan y archivan, y se crean otras nuevas escenas y escenarios, y los personajes se vuelven más cercanos y lejanos a la vez, toman (otranueva) vida.
¿Y si no escribo?
Si no escribo el tiempo pasa pero no me doy cuenta, y en vez de vivir, sólo respiro y sigo como si nada, como si nada. Como si nada de lo que imaginamos fuera posible. Como si nada valiera la pena y la alegría.
Escribir(se): ir(se) haciendo(se) un tiempo para vivir.
Anoche soñé con vos. Era un sueño distinto a los de siempre. Soñé que te ibas y me sonreías. Que te apenabas porque ya me extrañabas, y me extrañabas casi tanto como yo ya lo hacía.
Te acercabas a buscarme, yo con el pelo mojado, vos con la camisa entreabierta y ojos profundos, me miraste, me escuchaste, y me buscaste con un dejo de tristeza.
Una nena que conocías, al costado, nos observaba de reojo, risueña, y de golpe al darnos cuenta, estalló a las carcajadas y nos reímos por su picardía.
Así, cuando me quise dar cuenta, ya no estabas. No me sentía triste, sino colmada. Afortunadamente había pasado suficiente tiempo para poder dejarte ir, y guardarte en la historia de mis recuerdos sin quedar presa de la nostalgia.
De aceptar lo inaceptable. De re-negación se trata, de una negación re-doblada. ¿Qué saca los nudos de la panza y la garganta? ¿Resignarse pero cómo? …
“Resignar (Del lat. resignāre, entregar, devolver):1.tr. Renunciar un beneficio eclesiástico o hacer dimisión de él a favor de una persona determinada. 2. tr. Dicho de una autoridad: Entregar el mando a otra en determinadas circunstancias. 3. prnl. Someterse, entregarse a la voluntad de alguien. 4. prnl. Conformarse con las adversidades.”
...¿será resignarse la cuestión? Si resignarse implica entregarse, someterse, renunciar a favor de otro, ¿es de eso que se trata?
¿Será de renuncia? ¿A qué se renuncia cuando se deja de intentar? ¿De qué uno se priva al hacerlo?
“Renunciar.(Del lat. renuntiāre).1. tr. Hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener. Renunciaré a mi libertad. 2. tr. Desistir de algún empeño o proyecto. El presidente renuncia a presentarse a las próximas elecciones. 3. tr. Privarse o prescindir de algo o de alguien. Renunciar al café. Renunciar al mundo. Renunciarse: 1. loc. verb. Privarse, por motivos religiosos o éticos, de hacer la propia voluntad.”
Quizás sea un poco de renuncia, al principio con algo de resignación, y con el tiempo, se trate simplemente de aceptar. Aceptar lo que pasó y no pasó, lo que se dijo y lo que no, lo que se hizo, lo que se sostuvo, y sobre todo las anteojeras. Aceptar para dejar ir, para dejarse ir, para aceptarse siendo cada vez. Contar con lo que se hace. No sin renuncia. No sin límites, pero con lo que hay, ni más, ni menos. Con lo posible, y sin imposibles.
Así aparecerán las palabras, de formas y colores, des-armadas y re-compuestas,
El sentido de las palabras. El sentido de las palabras para cada uno. Los sin-sentido.
Los desencuentros. Los desencuentros de las palabras (porque las palabras también pueden desencontrarse).
Los sentidos que se entrecruzan, aquellos encontrados,
y aquellos desencontrados.
Ser-es.
Seres significantes, significados y significativos.
(Hay seres insignificantes y también seres insignificados.)
Seres que se encuentran.
Algunos se encuentran sin razón, otros por la razón de las palabras.
Al principio, las palabras se chocan, se desencuentran, hasta que se empiezan a escribir (con)sentidos consensuados. Cuando los sentidos empiezan a encontrarse, las palabras se amplifican, se disparan con fuerza.
Se arman espacios de encuentro,
donde se descubren los seres, las palabras y los sentidos.
A veces vuelven a chocarse y desencontrarse, pero queda el espacio, ese que armamos.
El espacio en que nos encontramos, hasta en el desencuentro.
“Un niño es una oportunidad, una oportunidad para reiniciar una historia ex-céntrica.”
¿Cómo ser “un niño”?
"Hacerse niño" implica descentrarse. Descentrarse del mundo adult(er)o, del mundo donde más que grandes hay viejos, donde no hay más que la responsabilidad por los otros, donde no hay ficción posible, solo la cruda realidad. Ese lugar donde no se juega, donde no se puede escuchar ni meterse, porque son “cosas de grandes”, porque los chicos (afortunadamente) no tienen lugar.
¿Cómo empezar a jugar?
Empezar a jugar solo es posible si nos dejamos ir como adult(er)os para ir siendo chicos, cada vez más chiquitos. Jugar es estar, es estar con el cuerpo, tirarse al piso, armar historias, actuar, dibujar, mancharse, gritar, reír, soñar. Nada de esto es “cosa de grandes”: no se ensucian, no dibujan, ni cuentan historias, menos que menos ríen o sueñan, y si lo hacen mejor callarlo. No tienen tiempo para jugar, están ocupados en cosas “importantes”, están “muy complicados”, no pueden hablar ni aflojarse. Los mayores pecan de omnipotencia, se creen superpoderosos, infalibles, inmunes, pero sobre todo son soberbios. Soberbios en creerse imperturbables, en sostener que son sus problemas los más graves y por eso tienen esa cara de culo adherida. Los chicos no tienen más que “caprichos”, “berrinches” o “nanas”, son “maleducados”.
“No dramatices, por favor” solicita con fastidio un viejo a una niña, y se pierde de escuchar lo que la pequeña dice. ¿Qué dice la niña? Nunca lo sabrá porque tiene “oídos de viejo”, esos que no escuchan lo esencial. Entonces, si “lo esencial es invisible a los ojos” y los viejos no lo escuchan, se quedan con que los chicos dicen “pavadas”, “sonseras”.
“Más sonso serás vos, viejo choto.”, murmura una chiquita conteniendo el sollozo. “Tarado, estúpido.”, redunda ella luego de reiterados llamados. Ay, pobres viejos chotos que se pierden de lo que esta chiquitita puede decirles. Pobres adult(er)os que centrados en sus “problemas importantes” no prestan atención a lo esencial de la vida, que no ven la luz porque cierran los ojos y no escuchan las músicas porque sus oídos solo son sensibles a los problemas.
Dichosos sean los niños que a pesar de no ser escuchados por esos viejos estúpidos, resisten a los embates del mundo adult(er)o y no pierden su inocencia.
Olvidate. Olvidate de todo. Olvidate de todo eso. Olvidate de todo eso que hacías. Olvidate de todo eso que hacías y que lo hacía especial. Olvidate de todo eso que hacías, y que lo hacía especial, porque ya no lo es más.
Olvidate del día y de la noche. Olvidate de la mañana y de la tarde. Acordate de todo lo otro. Acordate de todo lo otro que pasaba. Acordate de todo lo otro que pasaba mientras hacías eso. Acordate de lo im-posible de olvidar. Acordate de lo im-posible de olvidar re-negado.
De re-negación. De re-negación constante. De re-negación constante pero insistente.
Sostente. Sostente en la ambivalencia. Sostente en la ambivalencia que conmueve. Sostente en la ambivalencia que conmueve los cuerpos. Sostente en la ambivalencia que conmueve los cuerpos y los sus-pende.
Sostente en la ambivalencia que conmueve los cuerpos y los sus-pende en el vacío. Los sus-pende en el vacío de una hoja. De una hoja en blanco pero d-espejada. D-espejada de eso. D-espejada de eso que hacías cuando hacías.
Despellejada. Encarneviva.
Letra en-carnada. Letra en-carnada en la piel. Letra en-carnada en la piel des-nuda. Letra en-carnada en la piel des-nuda des-marcada.
Des-armada.
Des-armada para re-marcarse. Des-armada para re-marcarse en el cuerpo. Des-armada para re-en-marcar un cuerpo. Un cuerpo a-nudado. Un cuerpo a-nudado de eso. Un cuerpo a-nudado de eso que hacías cuando hacías.
Un cuerpo re-encarnado por fin, des-armado de eso que hacías cuando hacías.