martes, 23 de diciembre de 2008

Hubo una vez una historia (¿de amor?)...

… y por fin un día, después de idas y venidas, él y ella por fin se encontraron.

Al día siguiente, cada uno se preparó para un nuevo encuentro: ella se vistió, se pintó y se perfumó. Él simplemente se dio un baño y salió.

Cada uno se tomó el colectivo que los llevaría a su punto de encuentro, distinto del día anterior. Ella tenía mucho sueño porque por culpa de las mariposas no había podido dormir bien. Él estaba inquieto, no sabía muy bien por qué, “pero seguro que no era por el encuentro”, se decía.

Cuando ella llegó al lugar de encuentro, se arrepintió de la puntualidad. Es una ley femenina la de hacer esperar a los hombres, y ella no la había respetado. En realidad, se puso a pensar esto al ver que él no estaba. Eso la fastidiaba pero cuando rememoró el primer encuentro, se olvidó de su enojo. Es curioso; se dice que las primeras impresiones no son buenas, pero eso no les había ocurrido a ellos. Él se quedó estupefacto por la frescura de ella, y a ella, por su parte, le divertía el desconcierto de él.

Después de mucho pensar, ella se dio cuenta que ya había pasado la hora del encuentro. Habían quedado en verse a las siete de la tarde y se dio cuenta que había oscurecido hace rato, y había empezado a refrescar. Ya no pasaba gente corriendo el último colectivo repleto de la tarde.

De pronto, se le ocurrió que quizás él no vendría al encuentro. Por las dudas, se quedó a esperarlo un rato más (“esperar: 1. Tener esperanza de conseguir lo que se desea. 2. Permanecer en sitio adonde se cree que ha de ir alguien o en donde se presume que ha de ocurrir algo. 3. No comenzar a actuar hasta que suceda algo.”).

Ella empezó a sentir el frío de la noche y se marchó muy entristecida porque no tenía el teléfono de él, ni sabía dónde vivía, ni su nombre, y él tampoco sabía nada de ella. Ni siquiera sabía los motivos de ese des-encuentro. Sin embargo, lo peor para ella era no saber con certeza si alguna vez la magia de ese primer encuentro se repetiría.

3 comentarios:

macanudas* dijo...

tu llamado me interrumpió y ahora estoy des-concentrada.

despuès vuelvo y te leo.
de nuevo.
como usted y todo su mar se lo merecen!

besos

macanudas* dijo...

tengo un ataque de celos y necesito compartirlo con vos.
ahora te mando un mail (pero esto era más estilo queja)

Mar dijo...

upa, mandale mail a tu amiga psi que se muere de la intrigaa!!
mua