Hace unos días unas amigas se quejaban de que últimamente cuando estoy enojada, hablo, que por eso las personas reaccionan: "Lo mejor es no decir las cosas cuando uno está así".
Otros no entienden por qué voy a la Plaza (tampoco lo toleran): "¡ay qué sindicalista!", "¿Qué? ¿ahora sos K?".
Dice otra amiga después de quejarse sobre la rutina y sobre el achanchamiento (literal y metafórico) de su novio: "¿Y vos por qué estás sola? Te voy a presentar a los primos de mi novio; son así como él...".
Ahora bien, este es uno de los últimos planteos que recibo:
"Ay, pero no entiendo, ¿quién sos? conmigo te reprimís y con otros sos la líder y no entiendo, es re falso eso, ¿cuál sos vos, la líder o la reprimida?" (ja ja ja, no puedo parar de reírme mientras escribo estas últimas frases, ¿no suena disparatado?)
Digo: estoy tomando las riendas;
pienso que si uno no dice lo que le molesta en el momento que le molesta, se pudre todo adentro y sale por lugares poco felices.
Pienso que es tiempo de sostener mis convicciones, en lo que creo y siento sobre determinadas situaciones, le guste a quien le guste, aunque tampoco termine de entender muy bien por qué lo hago (y "no sea K").
Al fin y al cabo creo que no se puede vivir la vida sin tomar posición, sin hacerse oír, sin decir.
Me pregunto de qué se trata tomar las armas cuando hablamos de hacer una revolución. Me replanteo si es posible cambiar el presente sin manifestarnos, si de eso se trata "hacer política" y "ser ciudadanos".
Aprendiendo a escuchar voy empezando a hablar. Y no me importa si a otros los incomoda. Cada cual que se haga cargo de su fantasmita... (y sino, existe la terapia)
1 comentario:
ESA ES MI AMIGA!!!
Publicar un comentario